Año 21 Siglo 21. Un año con gran contenido profético.
Tiempo de restauración; y tiempo de liberación.
“La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.”
Hag. 2:9
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Hageo el Profeta de la restauración
Nueva normalidad o la gloria de Dios llenando la casa.
La restauración no se da sin un avivamiento, un avivamiento viene de un mensaje profético de Dios, no de intenciones o deseos del hombre.
La palabra profética trajo un avivamiento.
Dios avivó del espíritu del rey Ciro y resulto en liberación del pueblo judío y la orden de edificar el templo en Jerusalén. (Esdras 1:1-4).
Dios despertó el espíritu de Zorobabel el gobernante y el espíritu de Josué el sacerdote y el espíritu del pueblo e iniciaron la obra. (Hageo 1:14).
La palabra profética trajo el ánimo para trabajar.
Dios trajo una palabra de ánimo a los mayores sobrevivientes del tiempo del primer templo para que participaran en le reedificación. (Hageo 2:1-3).
La palabra profética establece Su gobierno soberano.
Dios trajo una palabra anunciando que en su soberanía trastoría reinos y naciones de tal manera que se destruirían entre ellos mismos y pondría su sello de autoridad sobre el gobernante Zorobabel y su descendencia de la cual vino Jesucristo. (Hageo 2:20-23).
Hageo un profeta activista post exilio, conectado con Dios y conectado con el pueblo que, en cuatro meses de ministerio (Año segundo mes sexto al mes noveno del rey Darío), logró motivar en corto tiempo (24 días) al pueblo judío a completar la obra de reconstrucción del templo, iniciada 16 años antes durante el reinado del rey Ciro y bajo el sacerdote Esdras. Aunque la reconstrucción del templo tardo cinco años.
“En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos? Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.
La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.“
Hag. 2:1-4, 9
El libro de hageo aborda tres problemas comunes a todos los pueblos en todas las épocas, el desinterés, el desaliento, y la insatisfacción y ofrece tres inspiradoras soluciones a estos problemas.
- Desinterés
El primero de ellos el Desinterés (Hag. 1:1-15).
El pueblo había retornado del exilio con el propósito declarado de reconstruir el templo en Jerusalén (Esd. 1:2-4) y había comenzado la tarea asignada; pero surgió la oposición y la obra se detuvo.
La gente se había interesado más en construir sus propias casas, quizás para olvidar el tiempo vivido en tierra extraña (Hag. 1:4). Dios les hablo en dos ocasiones para despertarlos de su apatía.
Primero debían reconocer que su vida era infructuosa (Hag. 1:5,6), porque habían desestimado la casa de Dios para ocuparse de sus propias casas (Hag. 1:7-9).
Los esfuerzos por construir su propio reino no podrían jamás producir frutos permanentes.
Después de tomar conciencia de sus problemas, deberían comprender que Dios aceptaría la obra que fuesen capaces de hacer; lo glorificarían con solo dedicarle aquello que tenían. (Hag. 1:8).
- Desaliento
El segundo problema el desaliento (Hag. 2:1-9).
Algunos entre las personas mayores dentro del grupo de los exiliados retornados habían visto el templo de Salomón cuando eran niños, así que ningún edificio, por hermoso que haya sido, podría compararse con la gloria del templo anterior (Hag. 2:3).
El desaliento de los mayores pronto influenció a los más jóvenes, y a solo un mes de iniciada la obra cesó la edificación del templo.
Pero, de nuevo Hageo trae un mensaje dirigido a enfrentarse enérgicamente al desaliento del pueblo.
La solución consta de dos partes: una trata del problema inmediato, la otra ofrece una solución a largo plazo. Por el momento, es suficiente que el pueblo se esfuerce… se esfuerce… y trabaje (Hag. 2:4).
La otra clave para superar el desaliento es hacer saber a los constructores que están edificando un templo para que Dios lo llene con su gloria, de tal manera, que éste sobrepasará la antigua gloria del templo de Salomón (Hag. 2:9)
- Insatisfacción
El último problema que Hageo enfrenta es la insatisfacción (Hag. 2:10-23).
Ahora que la gente está trabajando esperan recuperar rápidamente los años de inactividad.
Entonces el profeta se presenta ante los sacerdotes con una pregunta (Hag. 2:12,13) sobre las cosas limpias e inmundas y su reciproca influencia.
La respuesta de los sacerdotes es que la inmundicia se contagia, mientras la santidad no.
La lección es obvia: no esperes que la obra de tres meses compense dieciséis años de negligencia.
La siguiente palabra de Dios para el pueblo constituye una sorpresa: “Mas desde este día os bendeciré” (Hag. 2:19).
La gente debía comprender que la bendición de Dios no podía ser comprada, sino que era una dádiva gratuita de un Dios misericordioso.
Dios a escogido a Zorobabel como una señal, (Hag. 2:23), esto es, como representante de la naturaleza del siervo, la cual tuvo su máxima expresión en el más grande hijo de Zorobabel, Jesús.
El nombre de Zorobabel aparece en las dos listas genealógicas que encontramos en los Evangelios (Mt. 1; Lc. 3), lo que indica que la más alta y definitiva bendición de Dios se encarna en una persona, la de su Hijo Jesucristo.
Una continuación de la palabra para el año 2019 y 2020. (Isaías 44:3-4 y Jeremías 1:11-12)
Is. 44:3 … mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
Jer. 1:12 … yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.
Es tiempo de apresurar la obra.
La profecía para este 2021, viene en continuación con la palabra para 2019 y 2020, y tiene una connotación de avivamiento y apresuramiento.
Al relacionar la palabra de los dos años anteriores y su relación con el alfabeto hebreo, mencione que las letras tienen valores numéricos y que a partir de la letra 19 los valores cambian de 100 en 100, por lo que 19 es igual a 100, 20 es igual a 200 y 21 igual a 300.
Nunca en la historia se había logrado desarrollar una vacuna en tan corto tiempo para resolver el problema de la pandemia que inició en el 2019. Esto habla de apresuramiento.
Así veremos victorias sobrenaturales y lo estaremos viendo en la palabra para este año.
2021 y su relación con 2020.
La Biblia hace múltiples referencias a los números, y como hemos visto cada año; números contienen un significado profético importante.
Comenté en la palabra para el 2020, que veinte se interpreta en un sentido como una concentración de diez.
Pero su significación parece mas bien estar relacionada con el hecho de que no alcanza el veintiuno por una unidad, veintiuno es el triple de 7, siendo que 3 significa testimonio, finalización divina por lo que respecta a perfección espiritual y 7 significa completo, lo que se interpreta como expectativa y como un año de liberación cierta. Ya que estaremos cerrando tres ciclos de 7 representando al 2019, 2020 y 2021.
Diciembre 2020 marca el inicio de un tiempo estratégico para el ministerio de Visión y Restauración.
2020 marcan el inicio de un tiempo especial para nuestra iglesia ya que, al cumplir treinta años de la fundación (1990-2020), en el 2021 se abre un nuevo tiempo de impacto para la misión del ministerio, recordemos que la manifestación del ministerio publico de Señor Jesús inició a los treinta años, cuando fue introducido públicamente por el Padre en el Jordán. (Lucas 3:23).